Uno de los accidentes más comunes en carreteras que atraviesan espacios naturales es el choque con animales salvajes que las cruzan. En Australia, el protagonista de esas colisiones es el canguro. De hecho, se estima que está implicado en el 90% de este tipo de accidentes allí.

Esa mayor presencia de canguros en las carreteras se debe al aumento de su población, unida al crecimiento de las ciudades, que se extiendan hasta los límites donde se encuentran los hábitats de estos animales. Por otro lado, el peralte de las carreteras dirige el agua de la lluvia hacia los lados, lo que provoca que crezca vegetación fresca y verde en las orillas que atrae a los canguros para alimentarse.

Aunque se ha intentado crear elementos sonoros disuasorios que ahuyenten a este tipo de fauna de las carreteras, ninguno ha funcionado por el momento. La razón es que esos sonidos no se escuchan bien al mezclarse con los ruidos que provoca el propio coche al circular, y que los canguros tampoco los interpretan como señales de alarma. Se necesitaba, por tanto, indagar aún más en busca de una solución más práctica. Y parece que Volkswagen haya dado en el clavo. La compañía está desarrollando un dispositivo en uno de sus modelos, el más utilizado en ese país, que ahuyente a estos animales para evitar colisiones.

Bautizado como RooBadge, se trata de un aparato que irá integrado en el logotipo frontal de la marca, y que emitirá una serie de sonidos que los canguros interpretan como señales de peligro, alejándose de las carreteras al paso de los coches y evitando, así, la colisión. Aún en fase de pruebas, Volkswagen cuenta con la colaboración de la Universidad de Melbourne para el desarrollo del software, y con la agencia de protección animal WIRES, que proporciona los datos de los puntos calientes donde más accidentes con canguros se producen.

RooBadge se controla a través de una aplicación instalada en el propio vehículo, y que se activa automáticamente cuando se circula por algún punto caliente de incidencias con canguros. Los datos que recoge se sincronizan en la nube, lo que permite tener localizados siempre estos puntos. Debido a la diversidad de especies de este animal que existen en toda Australia, el dispositivo no utiliza el mismo sonido disuasorio para todos, sino que incorpora distintos tonos adaptados a cada especie. El sistema utiliza el GPS y el aprendizaje automático para seleccionar el sonido más eficaz en cada caso. A diferencia de los altavoces estándar que dispersan el sonido, RooBadge utiliza altavoces direccionales para emitir un haz de sonido focalizado muy por delante del vehículo, donde es más efectivo.

Wildlife Sign – Tasmania

La primera fase de investigación se llevó a cabo en campos de golf con canguros acostumbrados a la presencia humana y a los sonidos que emitimos. El objetivo era determinar qué sonidos les hacían incorporarse y prestar atención con la actividad del campo de golf de fondo. De esta manera, descubrieron que los sonidos biológicamente significativos eran los más eficaces para ponerlos en alerta.

En una segunda fase, probaron los altavoces direccionales con los sonidos creados para alertar canguros. Tocaba entonces probarlos en los coches. Así que, en una tercera fase, situaron varios vehículos monitorizados a distancia en lugares donde migraban los canguros. Los coches estaban equipados con altavoces direccionales, sensores de movimiento y cámaras 360º, de modo que cuando un canguro pasaba por delante del vehículo, se emitía un sonido de alerta. La reacción del animal se grababa en vídeo y se subía a la nube para su supervisión. Esta fase de la investigación se desarrolló durante seis meses. Los resultados positivos animaron a la compañía a solicitar al Comité de Ética Animal australiano el permiso para usar esos mismos vehículos en movimiento. Con la autorización concedida, el dispositivo está ahora en la cuarta fase de desarrollo.

Hasta que no acaben todas las pruebas, no se comercializará. La intención de la compañía automovilística es adaptarlo para que pueda incorporarse a cualquier otra marca de coches, no solo en los Volkswagen. Por eso está trabajando en una versión que pueda instalarse en la matrícula de cualquier vehículo. Y continua la investigación, en este sentido, para que sirva también como ahuyentador de otro tipo de animales salvajes en otros continentes, como es el caso de los ciervos en Europa y Norteamérica.

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