Alfred Hitchcock sabía venderse como artista décadas antes de la creación del concepto “marketing personal”. Mundialmente popular por las introducciones a los capítulos de la serie con su nombre, aprovechaba cualquier ocasión para alimentar su figura. 

Intuía qué frases destacarían los periodistas. Una de las más famosas: No conduzco porque tengo miedo a la policía

En otra ocasión dijo que dejó de conducir en cuanto llegó a los Estados Unidos (contratado por el productor de Lo que el viento se llevó) por temor a las multas. Tenía entonces 29 años. Con el tiempo, la prensa creó el mito de que el director de Vértigo jamás aprendió a conducir.

En reportajes sobre Alfred Hitchcock la frase de «no conduzco…» se superpone a la escena de Psicosis (Psycho) en la que Janet Leigh duerme en el coche y un policía con gafas de sol la despierta con golpecitos en el capó. La escena inquieta. Aunque la protagonista es una ladrona la encontramos vulnerable: en medio de la nada de la América Profunda un agente de la ley con un rostro pétreo quiere saber qué hace allí. 

El miedo a la policía surge en la niñez de director. Cuando contaba con seis años, su padre le pidió que entregara una nota a la policía. El agente leyó la nota y encerró al pequeño en una celda durante una hora. El padre había escrito: «Encierre a este chico. Se ha portado mal».

La escena de Psicosis, como tantas otras de su filmografía (con Falso culpable a la cabeza), refleja el miedo de Alfred Hitchcock a la autoridad. Sin embargo, no refleja su miedo a conducir. Sus conocidos y la comunidad artística de Hollywood sabían que el director conducía para llevar a su hija a la escuela y a la iglesia. Aún hoy, numerosas publicaciones dan validez a la leyenda aunque en 2008 fue subastado el carné de conducir de Alfred Hitchcock. Alcanzó un precio cercano a los 7.000 euros.

El carné fue expedido en California a nombre de Alfred Joseph Hitchcock. Tenía validez hasta 1977 (tres años antes de la muerte del cineasta, a los 78). La fecha de validez nos da una idea de que Alfred Hitchcock tenía intención de conducir mientras la salud lo permitiera. El documento incluye la foto correspondiente que muestra al director avejentado, con la piel blancuzca y los reflejos propios del flash de la cámara.

El verdadero miedo de Alfred Hitchcock al volante no era ser parado por la policía sino perder el control del vehículo. El director tenía como norma crear escenas de terror partiendo de situaciones cotidianas (detestaba las películas de monstruos y criaturas sobrenaturales). ¿Qué más cotidiano para muchas personas que conducir?.

Por esto en algunas escenas los personajes de Alfred Hitchcock temen perder el control al volante o no poder hacerse cargo del vehículo al estar como copilotos. Circulan a gran velocidad por carreteras estrechas que miran al precipicio. 

Cary Grant es el actor favorito para meterse en aprietos en un coche. El rostro de Grant era versátil: podía parecer digno y seguro de sí en un momento, y en otro mostrarse aterrado e incluso ridículo.

En dos ocasiones el actor británico es copiloto cuando la protagonista femenina conduce de manera peligrosa.

En Encadenados (Notorious), el personaje interpretado por Ingrid Bergman conduce bajo los efectos del alcohol. Grant no deja de mirar con inquietud el cuentakilómetros mientras fuma para calmar los nervios. Cuando Bergman aprieta el acelerador, Grant acerca la mano a centímetros del volante. La aventura acaba cuando un policía ordena parar el vehículo. En esta escena, el agente no es mostrado como una figura inquietante sino como garante de la seguridad pública.

En Atrapa a un ladrón (Catch a thief), Grant es el copiloto de una audaz y jovencísima Grace Kelly que pisa el acelerador para despistar a un coche que los sigue. Grant agarra con fuerza sus rodillas y tuerce la boca (por poco no nos estrellamos) cuando Kelly toma las curvas de los precipicios de la Costa Azul.

En Sospecha (Suspect), es Grant quien conduce peligrosamente cerca de un precipicio para desconcierto de Joan Fontaine, atribulada por la idea de que su marido sea un asesino.

En Con la muerte en los talones (North by Northwest), Grant conduce bajo los efectos del alcohol que los malos comandados por James Manson le han obligado a ingerir. La escena sería cómica por los gestos de Grant si no fuera porque corre peligro de sufrir un accidente mortal al caer al vacío.

Alfred Hitchcock era experto en trasladar sus propios miedos a la pantalla. No cuesta imaginarlo inquieto conduciendo por aquellas vetustas y estrechas carreteras sin quitamiedos que hoy en muchos casos vemos a lo lejos, obsoletas, mientras circulamos por modernas autopistas y autovías.

Alfred Hitchcock no solo usó los coches para crear suspense, también como complemento de los personajes. Dirigió cine durante la llamada Edad de Oro del Automóvil y supo reflejar a lo largo de sus carrera la evolución de estética de los coches a través de los modelos más avanzados en su momento. 

De entre todos destaca el Aston Martin DB2/4 coupé de 1950 que la sofisticada Tippi Hedren conduce en Los pájaros (1963). Era ya entonces un coche con 13 años encima pero con un diseño refinado e imperecedero. La elegante Hedren no merecía menos. Con este vehículo huyen los protagonistas de la localidad infestada de pájaros con una incertidumbre: ¿la capota será resistente?

Escribe: Javier Meléndez

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