Los coches autónomos tienen muchas ventajas frente al conductor humano. No se distraen al volante, no se saltan los límites de velocidad, no se cansan, no se duermen… Pero tienen también un inconveniente: ven peor. Estos vehículos se guían por el carril gracias a sistemas ópticos que detectan las marcas viales. Pero en situaciones adversas, como lluvia, oscuridad o niebla, tienen un margen de error superior al del ojo humano, que ronda el 2%.

Distintas iniciativas están trabajando para mejorar la visión de estos coches. Hay otra que aborda el problema desde una óptica innovadora. Autodrive no pretende mejorar el coche, sino su entorno. Los coches del futuro serán inteligentes. Las carreteras también deberían serlo. Partiendo de esta premisa, la empresa pretende rellenar los puntos ciegos del coche con lectura braille. No es un juego de palabras, sino la forma más precisa de describir la pintura rugosa que ha patentado esta empresa, una especie de símbolos QR que se imprimirían en la carretera. Autodrive usa pintura negra de seis milímetros de altura en el centro del carril, algo invisible para el conductor pero que da mucha información al coche autónomo, diciéndole dónde está, en qué punto se encuentra de la carretera. 

 

La idea es rellenar el 2% de fallo en situaciones de baja visibilidad con esta especie de radar, que proporciona un posicionamiento ultrapreciso. Tiene un margen de error de un centímetro. De esta forma, aunque el coche autónomo pierda visibilidad, es capaz de circular durante 200 metros de forma segura y autónoma, dando margen al conductor para que tome el control. 

Su aplicación es sencilla, son simples pinturas en relieve. También es duradera, la empresa asegura que cada señal puede aguantar 15 años (o cuatro millones de pisadas). Y su precio, razonablemente reducido. Supone unos 200 euros por kilómetro en carreteras de un carril. 

 

La empresa es española, pero ya ha llamado la atención de Estados Unidos. La Administración de Carreteras del país se ha puesto en contacto con los emprendedores, que también han sido contactados por otras empresas y organizaciones internacionales.

El modelo aún está en fase de desarrollo. Más avanzado está el proyecto para ponerlo en marcha en las vías de tren, al partir de la misma premisa pero ser un entorno más simple. Este es uno de los proyectos más avanzados para adaptar las carreteras al coche autónomo, pero hay otros, cada vez más. El coche autónomo va a tomar la carretera. Y esta se está preparando para el cambio que esto pueda suponer. 

Artículos relacionados