Motorista, ahora que todos debemos limitar nuestros desplazamientos y solo realizar los motivados por fuerza de causa mayor, quizás te encuentres con este inconveniente: ¿dónde dejar el casco sin que se vuelque, se caiga o se arañe? 

Los cascos son los encargados de velar por la integridad de nuestra cabeza cuando circulamos con nuestra moto, y sin embargo, una vez aparcada, en muchas ocasiones no somos capaz de dejarlos de forma segura para ellos. 

 

Su forma no ayuda a que se mantengan estables en una superficie recta, por lo que tendemos a dejarlos apoyados sobre la parte del forro para que no se vuelque, con el riesgo a que este se ensucie y estropee. Esta postura, además, inhabilita la opción de aprovechar el interior del casco para dejar los guantes o las llaves, un uso al que, reconozcámoslo, recurren muchos motoristas.

El casco es, quizás, uno de los complementos en los que más se invierte (o se debería por motivos de seguridad). Por eso Luis de Arquer, pianista y compositor de profesión, y motero de vocación, ha creado una start-up cuya razón de ser es la de velar por la seguridad de los cascos una vez que estos dejan de estar en la cabeza de los motoristas.

The Frog Helmet es el nombre de la empresa cuyo principal producto es The Frog. «Se trata de un gadget que permite dejar el casco boca abajo sin que ruede o caiga, evitando los típicos arañazos, golpes o caídas», nos explica Adrià Cabiscol, encargado de comunicación de la marca.

Fabricado en poliuretano de alta resistencia, The Frog es un sujetacascos que funciona como un trípode basándose en el el axioma de Euclides. Sus tres puntos de apoyo evitan que el casco, sea del tipo que sea, ruede una vez que se apoya sobre él.

«Es una idea que nació hace ocho años y que en los dos que llevamos comercializándola hemos conseguido repartir más de 2000 ranas por el mundo», añade Cabiscol.

Tras ser reconocido como mejor diseño del año en la categoría Facilidad de uso en los A’Design Awards 2018 y recibir una nominación en los Premios Talent de Barcelona, The Frog abrió a finales del pasado año una campaña de micromecenazgo en la plataforma Kickstarter: «Fue un éxito, conseguimos el objetivo que nos planteábamos (3.000 euros) y acabamos con algo más de 3.500 euros». 

Además de diversos puntos de venta físicos en Barcelona, entre ellos la librería Raima («la más grande de Europa»), el dispositivo está disponible en la propia web de la marca.

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