La concienciación por proteger el medio ambiente y hacer que las ciudades sean más sostenibles implica la implantación de nuevas formas de movilidad. Además de fomentar el transporte público y desincentivar el uso del coche privado, muchas urbes apuestan por la bici como medio de transporte. De hecho, su uso se ha incrementado en casi un 40% entre 2019 y 2022, según el Barómetro de la Bicicleta.

Es normal que, al aumentar el número de bicis en las calles, las vías y la circulación deban adaptarse a este tipo de vehículos, cada vez más numerosos. Una forma de controlar y facilitar el tránsito entre coches y bicis son las rotondas holandesas.

Lo del nombre parece obvio: se crearon en Países Bajos, donde el uso de la bicicleta es muy alto, casi más que el de los automóviles. En este tipo de rotondas, la prioridad la tiene el ciclista y son los coches y demás vehículos a motor los que deben cederles el paso. Su creación es el resultado de un largo proceso de prueba y error hasta dar con la mejor solución.

CÓMO CIRCULAR POR UNA ROTONDA HOLANDESA

Con el objetivo de hacer estas intersecciones más seguras para los ciclistas, su diseño incluye un anillo adicional en la parte exterior reservado exclusivamente para la circulación de las bicis. Ese carril exterior está señalizado con un color diferente al de los automóviles. Su funcionamiento es exactamente igual al de las rotondas tradicionales: la preferencia de paso la tienen los vehículos que se sitúan en el círculo exterior, en este caso, las bicicletas, por tanto, los coches tendrán que frenar y cederles el paso. Los vehículos deben detenerse para hacer el ceda el paso antes del carril bici y no sobre él, ya que, de lo contrario, bloquean su paso y pueden provocar que el ciclista choque contra el morro del automóvil.

Además, a su alrededor también se sitúan pasos de peatones especialmente señalizados. En este caso, son los transeúntes quienes tienen la prioridad incluso sobre las bicis. Así pues, el orden de cruce en las rotondas holandesas sería peatones-bicicletas-vehículos a motor.

En países como Francia, Reino Unido, Dinamarca y Bélgica, además de Países Bajos y Holanda, son muy comunes y llevan ya tiempo funcionando. En España, las dos primeras ciudades en incorporar este tipo de rotondas fueron Bilbao y Logroño, aunque poco a poco se están extiendo a otras localidades como Sevilla, Alcalá de Henares y Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Sin embargo, su implantación no está exenta de cierta polémica, ya que los conductores aún desconocen cómo circular por ellas.

No obstante, según los expertos, este tipo de rotondas son más seguras para ciclistas y transeúntes ya que la velocidad de circulación es menor. Lo único que se necesita es más pedagogía para comunicar a los conductores cómo circular por ellas y tiempo para adaptarse a este nuevo urbanismo.

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