No es fácil cambiar el chip cuando viajamos a otro país y tenemos que conducir en el sentido contrario al que estamos habituados. Pero el reto de circular en el mismo sentido en el que está situado el volante en el vehículo es incluso mayor. Raro, ¿verdad? Pues eso es lo que les ocurre a muchos de los conductores de Myanmar.

 

Los habitantes de la antigua Birmania han tenido que acostumbrarse en las últimas décadas a circular por la derecha con coches que, en su mayoría, tienen el volante en ese mismo lado. La razón que explica esta situación difícil de entender es aún más difícil de creer, ya que parece que detrás de ella no hay nada más que mera superstición. 

 

Para comprenderlo hay que remontarse a su pasado como antigua colonia británica. Por eso este país del sudeste asiático mantuvo algunas costumbres de Reino Unido. La de conducir por la izquierda fue una de ellas. Los coches que circulaban por el país, muchos de ellos procedentes de Japón, donde también se circula por la izquierda, tenían el volante a la derecha. Hasta aquí todo normal.

 

El viraje de esta historia (nunca mejor dicho) se produjo en 1970, cuando el general Ne Win, por aquel entonces al frente del país, acudió a una de sus habituales consultas a su astrólogo de cabecera. En aquella sesión, el vidente aconsejó al mandatario que recondujera la política del país más hacia la derecha, dado el cariz izquierdista que, en su opinión, estaba tomando su gobierno en los últimos años. A esta sumó otra recomendación más: la de cambiar, de paso, el sentido de la circulación en las carreteras.

 

Ne Win no dudó en seguir la sugerencia. Apenas unas horas más tarde, la ley en la que se recogía el cambio de sentido de la circulación ya estaba dictada. El desconcierto entre los conductores fue tremendo. Tanto que casi medio siglo después el caos en las carreteras sigue vigente.

 

Una imagen paradigmática de este embrollo circulatorio la protagonizan los autobuses que, en lugar de arrimarse a las aceras, en ciudades como Mandalay, dejan a los viajeros que quieren apearse y recogen a los que suben en medio de las vías. Una medida que los chóferes de estos vehículos públicos consideran más segura teniendo en cuenta la falta de visibilidad del resto de conductores, como recogía La Vanguardia.

 

En ese mismo artículo se anunciaba la ley que el Gobierno aprobó en 2017 para tratar de que la sensatez volviera a sus carreteras. La normativa recogía la necesidad de que todos los coches en circulación dispusieran de volante a la izquierda, quedando prohibida la importación de coches con el volante a la derecha.

 

Teniendo en cuenta que más del 90% de los coches que circulaban en ese momento por Myanmar eran japoneses y de segunda mano en su mayoría, era de sospechar que las consecuencias de la citada medida en las calles del país no se dejaría notar hasta que buena parte de su parque automovilístico se renovase. Algo que parece que no está sucediendo a la velocidad que esperaba el Gobierno.

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